A Marisa le
parecía un juego, aunque en realidad no lo era.... Pensaba que ocultar cosas no
era mentir.
Ricardo,
fortuitamente, había descubierto muchas cosas que Marisa le ocultaba. Algunas
veces por casualidad, otras porque ella misma "se pisaba" y sin darse
cuenta daba datos acerca de lo que quería ocultar, otras por terceras personas
que la dejaban en evidencia.
Pocas veces él
la enfrentó y le preguntó acerca de lo que ella le ocultaba, pues conocía a la perfección cual sería su reacción... La mayor parte
de lo descubierto se lo guardaba para sí, sabiendo que no tenía sentido
preguntar acerca de cosas que Marisa negaría.
Sabía, por
ejemplo, que muchas de las noches que ella se despedía diciendo que se iba a su
casa a dormir, en realidad era para irse a conversar con un "amigo"
hasta bien entrada la madrugada.
También sabía,
porque lo había descubierto de modo casual, que Marisa y un "más que
amigo" del pasado habían sido una pareja que incursionaba en el mundo
swinger...
Lo que Ricardo
no entendía era, ¿por qué, si ella tenía por él ese fuerte sentimiento que
parecía de verdad tener, no era totalmente sincera?. ¿Por qué no podía confiar en él, si cualquier relación debe basarse, por sobre todas las cosas en el cariño, pero también en la confianza?
¿Por qué no
decir siempre la verdad?, se preguntaba una y otra vez, sin conocer la
respuesta exacta.